martes, 23 de junio de 2015

Cenizas de Izalco


Aprovechando las celebraciones del mes de junio, quiero en esta ocasión, hacer un tributo a mi señor padre quien tuvo el acierto de cambiar horas de televisión en mi infancia por lecturas de cuentos del maestro Salarrué y de sugerirme comprar un libro de Miguel Mármol y Roque Dalton en vez de autores extranjeros para aprender un poco acerca de todo lo que le ha pasado a nuestro pequeño El Salvador.

¿Cuantos de nosotros no hemos ido a los llamados "pueblos vivos" del occidente del país? esos lindos parques, los festivales gastronómicos, el clima agradable los convierten en destinos turísticos obligatorios para nacionales y extranjeros; pero después de conocer las atrocidades y los crímenes cometidos en esos mismos parques donde muchas veces me he sentado a disfrutar el paisaje, jamas podre ver esta parte del país con los mismos ojos.

Genocidio es un termino que generalmente relacionamos con sucesos ocurridos en la Alemania Nazi o en los remotos países y tribus africanas pero la realidad es que fue algo que ocurrió en nuestro país: el aniquilamiento sistemático de gran parte de nuestra raza originaria, de los indígenas, verdaderos habitantes primigenios de El Salvador.

Izalco, Sonsonate, enero de 1932: Campesinos convocados mediante engaños al parque central para escuchar un comunicado oficial del ejercito, fueron cercados por camiones con metralletas y masacrados hasta no dejar a nadie en pie, lo mismo ocurría simultáneamente en Ataco, Juayua, Nahuizalco y demas pueblos circundantes. El problema: la histórica disputa por la tenencia de la tierra y otros motivos circundantes  sobre cuyo análisis podríamos llenar libros enteros.

Ataco, Ahuachapan, enero de 2015: Creo que soy el único ser humano en este lugar indignado porque nada nos recuerda esos días infames, no hay un monumento, una placa, nada que nos indique que en ese mismo lugar fue asesinada parte de nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra historia; nada nos recuerda que en ese mismo parque murió una parte de nosotros mismos.

La historia de nuestro país es inmensamente rica en enseñanzas para nuestra generación; para entendernos, aceptarnos y ser agentes de cambio en esta sociedad tan dispar aquejada por la violencia, la intolerancia y sobre todo la falta de valores. Es por ello, que me permito recomendar este libro no solamente como parte obligatoria de los programas de estudio de bachillerato si no como una base de reflexión para la juventud que por diversos motivos (entre ellos la falta del habito de lectura) no conocemos la riqueza histórica de estas tierras.

Ademas de las lecturas de Salarrue, de las historias de la noche triste Azteca y las crónicas de nuestro querido Nequepio siempre agradeceré a mi padre la sabiduría de sus frases sempiternas y utilizare una de ellas para cerrar esta reseña: El pueblo que no conoce su historia, esta condenado a repetirla.

Feliz día del padre!

1 comentario:

  1. Lo mas triste es que las mismas razones por las cuales se dio este este genocidio aun estan ahi, persisten y no se hace nada para que cambie.

    Deberias leer algo sobre Anastasio Aquino tambien :)

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